La mañana del 8 de julio, entre llovizna y bostezos, salimos en cuatro autobuses hacia la ciudad de México. El viaje duró alrededor de diez horas, con más de cien niños, niñas y adolescentes de ambos sexos que no podían pasar por las casetas de la autopista sin exigir una «pequeña pausa». En ese jalisciense contingente, íbamos diez personas a quienes la vida nos daría la vuelta tres veces a lo largo de la semana por vivir. [Busque al final el vínculo para descargar las convocatorias de Zacatecas]
20080721
De la libreta de bolsillo
Ciudad de México, julio 15 de 2008
Vuelan papalotes en el corazón de la ciudad. ¿Cómo no reconciliarse con un lugar así?
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