Ciudad de México, julio 15 de 2008
Nueve niños descienden victoriosos del frío en mitad del verano, de la mala comida y el poco sueño. Hombres de mirada limpia y palabra clara muestran sonrisas sin revés: ¿cómo seguir en pie de guerra contra esta ciudad?
No es tampoco que de repente se le entregue el corazón; es sólo quitarse la carga del coraje, la defensiva; dejar de echarle al cúmulo de las malas experiencias y abrir una puerta nueva para verla con los ojos de los hijos.
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